Veinte
Vos sos mis veinte años.
La gravedad tibia que me mantiene imantada a tu cama. La
forma en que puedo palpar cada lugar donde tus manos se escondieron en mi
cuerpo. El ballet que hacen las sílabas desde que nacen, hasta que se despegan
de tu lengua poniéndome apodos, y te ahogas en un suspiro que arrasa como un huracán
sobre mí, sobre esa vez que dije que nunca más me iba a volver a enamorar.
La habitación se prende como si estuviéramos adentro de una lámpara
de lava y tus ojos persas se cierran, quizá te estoy pidiendo demasiado. La medialuna
superior de tus labios no tiene curva, y cuando sonreís tu boca es un puente
levadizo donde yo me balanceo, con los pies tentativamente cerca del borde. Vos
te perfumas con el elíxir de las pocas cosas malas que te pasaron, tu pelo
tiene todos los tonos ocres de un girasol maduro, te observo como si no pudiera
tenerte. Es ilícito lo bien que te sienta el frambuesa de ese conjunto de ropa
interior, te combina con el rubor que se te extiende por las mejillas mientras
no decidís si taparte el vientre o la cara.
La resina aceitosa cae por tus piernas y es un mensaje que
no puedo ignorar, te quiero tanto, te quiero como si te hubiese creado, no
puedo concebir la idea que otros te hicieron para que yo me lleve el
privilegio, te debí haber fabricado yo misma, te debí haber pintado el lunar de
tu mandíbula y el cuenco del ombligo.
Tus expresiones cargan la timidez del alba, me pedís que me
quede. No sabes que yo ya me quedé, ayer, hoy, siempre, para toda la vida;
atrapada en el primer beso que me robaste cuando yo era más ceniza que persona.
Después de todo, no es coincidencia que mi edad empiece con
la misma letra que tu nombre.
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ResponderEliminarCamila te juro que desde que te fuiste de mi tl mi vida ya no tiene sentido. Te extraño. @marcoshuguenet
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